COMENTARIO BIBLIOGRÁFICO Instrumentos y fuentes. Conviene referirse,
desde un principio, a la obra monumental de la lexicografía latina,
aún incompleta, el Thesaurus Linguae Latinae, que se edita
en Leipzig desde 1900. En ella se recogen
todas las palabras latinas desde los orígenes hasta el siglo VI, ofreciendo
todas las citas de cada una hasta los inicios del siglo II; cada voz
va acompañada de notas sobre su etimología, morfología, sintaxis y
semántica. Para los textos posteriores al 150 d.C. se toman en cuenta
sólo los pasajes significativos de cada autor. Cada ficha indica el
lema y el número de orden del autor; luego, proporciona el contexto
necesario con la referencia. Las fichas correspondientes a un mismo
lema se clasifican según la cronología de los autores; a continuación,
se ponen los testimonios ofrecidos por las inscripciones y monedas,
después por papiros y, por último, la literatura referida al lema.
El conjunto de fichas, verdadero tesoro obra de muchísimos años, se
ha microfilmado para facilitar su consulta. Todo este trabajo se somete
a varias minuciosas revisiones que justifican, en parte, su lentitud
de publicación. Las posibilidades de investigación que ofrece el ThLL son inmensas. J. Marouzeau ilustró bien este aspecto con sus crónicas de la Revue des Études Latines [1] . También hay lugar para monografías que permiten relaciones sugestivas entre los desarrollos semánticos análogos en épocas o autores vecinos, una nueva lectura de textos mal comprendidos, una visión de conjunto, en fin, sobre la historia de una palabra desde su aparición hasta un autor tardío. Para las palabras
que aún no han sido publicadas en el ThLL,
debe utilizarse el Totius Latinitatis Lexicon de E. Forcellini
[2]
, que sigue siendo el diccionario latino
general más extenso de los hoy existentes. De él han nacido otro
diccionarios menos voluminosos, como el de Georges
[3]
y el de Lewis-Short
[4]
, que a su vez propiciaron la
aparición de numerosos diccionarios-manuales, los usados hoy habitualmente
como, por ejemplo, el de Calonghi, el de
Gaffiot, el de Quicherat-Daveluy, etc. La simple enumeración de todos ellos con los
mínimos datos bibliográficos alargaría demasiado este apartado. Sin
embargo, nos resta mencionar el Oxford Latin
Dictionary, publicado en Oxford a cargo de P.G.W. Glare. Los ocho fascículos
que componen la totalidad de esta obra aparecieron en los años 1968
a 1982, y constituyen un nuevo y sistemático despojo de los autores
latinos hasta el siglo III d.C. Se han excluido los autores cristianos
desde finales del siglo II por existir un diccionario dedicado a ellos,
el de A. Blaise. La idea generadora de este
diccionario surgió en 1931, aunque no se pudo avanzar hasta la década
de los cincuenta. Alvar
Ezquerra, A. (1986) “Estado actual de la lexicografía latina”. Minerva restituta. Alcalá de Henares, 203-223. GL: Grammatici Latini ex recensione H. Keil, I-VII, Leipzig 1855-1880;
VIII= Anecdota Helvetica, ed. H. Hagen, Leipzig 1870 (reprod. 1961).
[1]
REL 1 (1923), p.83; 2 (1924), p.157; 24 (1946), p.60; 26 (1948),
p.83; 27 (1949), p.101.
[2]
Publicado en Padua en cuatro volúmenes, 1771.
[3]
K.E. Georges (1873)
Ausführliches Lateinisches-Deutsches Handwörterbuch. Hahnsche Buchhandlung; la novena
edición es de 1951.
[4]
Ch. T. Lewis &
Ch. Short (1879) A Latin
Dictionary. Oxford; hay reimpresión
de 1980.
[5]
El resto de la información se encuentra reseñada en la asignatura Teoría
y práctica de la traducción de textos latinos. |